
Ya había hervido el agua, que luego llevó en un termo, hasta su fría pieza, dejándolo ahí, en el velador, al lado de la taza, el frasco de azúcar y el café. Mientras se recostaba en su cama y antes de disponerse a leer, preparó aquel líquido que sería durante toda la noche, su acompañante junto al libro causante de todo aquel ritual.
El reloj marcaba las 12:42 am. cuando levantó el libro, lo abrió y continuó su lectura, marcada ya hace unas dos semanas en el término del prólogo, eso que uno lee sólo por el consuelo de que más tarde cuando empieza a leer el libro verdaderamente, pueda decir: "no voy en la primera página". A los cinco minutos, hizo una pausa para beber un poco del café. Era, a su parecer, uno de los mejores que había probado, con el equilibrio perfecto entre las proporciones de sus ingredientes. Con la ayuda de éste era la única forma en que sabía que podría leer hasta tan tarde y medianamente concentrado, ya que le interesaba poder entender lo que leía y así rendir óptimamente en el examen del día próximo.
El libro no era mayormente interesante para él, parecía más bien como leer una biografía de cualquier persona. Sin embargo le importaba mucho más una nota que perder toda la noche leyendo algo sin importancia, por lo que continuó con sus labores, apoyándose de unas tres tazas de café más, hasta que el reloj marcó las 4:06 am. Decidió que terminaría su lectura cuando se encontrara camino al colegio, ya que contaría al menos de una hora de viaje en que tranquilamente podría llegar al final del libro. Alcanzó apenas a acomodar bien la almohada, dejar el libro en su velador, cosa de no olvidarlo al despertar, y observar el reloj por última vez, ahora marcaba las 4:19 am, cuando lo encontró el sueño tirado en su cama, tan indefenso que parecía como si fuera un recién nacido.
Se levantó como todas las mañanas, pero al contrario de todas éstas, estaba lleno de ánimo, ya que le quedaban muy pocas páginas del libro y tenía la esperanza de que le iría muy bien en su examen. Tomó su ropa de escolar, y se la llevó al baño, donde después de la ducha se vistió rápidamente al darse cuenta que iba un poco atrasado, y para compensar este tiempo tomó su desayuno en un tiempo límite. Salió entonces de su casa no sin antes despedirse de su padre que hace un rato atrás ya le había abierto la puerta, y caminó al paradero pensando otra vez en que ese día era especial, sentía que todo saldría bien, sin errores.
Extendió su brazo para hacer parar la micro, que venía a muy alta velocidad y atrasada en su horario, por esto mismo tuvo que subirse casi corriendo. Pagó su pasaje y se sentó cerca de los asientos del fondo, al lado de un caballero con la cabeza calva y que vestía un abrigo negro, con el que tuvo cuidado al sentarse. Al poco rato de haberse acomodado sacó el libro de su mochila con el fin de terminar las últimas paginas que no había alcanzado a leer la noche anterior, logrando avanzar, a pesar de todo el movimiento, al menos unas cinco páginas más y faltándole sólo la última, cuando el sueño lo atacó nuevamente. No quiso resistirse más y seguir forzando sus sentidos, así que se aseguró de marcar la página pendiente con su dedo pulgar para disponerse a dormir. Teniendo el libro entre sus manos, agachó la cabeza y comenzó a dormir como nunca lo había hecho, moviéndose al ritmo de la micro y afortunadamente no incomodando a ningún pasajero de ésta, que por cierto como cualquier mañana, iba absolutamente repleta de personas.
Despertó, y en vez de ver la misma imagen de aquel colegio al salir de su profundo sueño en la micro, pudo notar que se encontraba aún en su cama, viendo sus piernas juntas tratando de capear el frío y una de sus manos que aún sostenía el libro. Se enderezó de una sola sacudida y vio que el reloj marcaba las 4:44 am, no convenciéndose que toda esa mañana había sido sólo un sueño. Había sido todo muy real, no olvidaba ningún detalle, ningún rostro, había pasado todo tal cual como pasaba todas las mañanas. Y sin saber por qué, como buscando una respuesta a toda esta confusión temporal-espacial, abrió el libro rápidamente en la página que su dedo había quedado marcando mientras dormía, y entonces comenzó a leer, sin poder ocultar en su rostro los nacientes signos que demostraban horror y perplejidad a medida que descendía en el papel:
"Se levantó como todas las mañanas, pero al contrario de todas éstas, estaba lleno de ánimo, ya que le quedaban muy pocas páginas del libro y tenía la esperanza de que le iría muy bien en su examen. Tomó su ropa de escolar, y se la llevó al baño, donde después de la ducha se vistió rápidamente al darse cuenta que iba un poco atrasado, y para compensar este tiempo tomó su desayuno en un tiempo límite. Salió entonces de su casa no sin antes despedirse de su padre que hace un rato atrás ya le había abierto la puerta, y caminó al paradero pensando otra vez en que ese día era especial, sentía que todo saldría bien, sin errores.
Extendió su brazo para hacer parar la micro, que venía a muy alta velocidad y atrasada en su horario, por esto mismo tuvo que subirse casi corriendo. Pagó su pasaje y se sentó cerca de los asientos del fondo, al lado de un caballero con la cabeza calva y que vestía un abrigo negro, con el que tuvo cuidado al sentarse. Al poco rato de haberse acomodado sacó el libro de su mochila con el fin de terminar las últimas paginas que no había alcanzado a leer la noche anterior, logrando avanzar, a pesar de todo el movimiento, al menos unas cinco páginas más y faltándole sólo la última, cuando el sueño lo atacó nuevamente. No quiso resistirse más y seguir forzando sus sentidos, así que se aseguró de marcar la página pendiente con su dedo pulgar para disponerse a dormir. Teniendo el libro entre sus manos, agachó la cabeza y comenzó a dormir como nunca lo había hecho, moviéndose al ritmo de la micro y afortunadamente no incomodando a ningún pasajero de ésta, que por cierto como cualquier mañana, iba absolutamente repleta de personas.
Con un movimiento brusco despertó, y lo primero que hizo fue abrir el libro, luego miró a su derecha para ver en que lugar del trayecto se encontraba. Sólo alcanzó a ver de frente un camión de carga y la cara de angustia de su conductor. Cerró los ojos y apretó fuertemente el libro. Se escuchó entonces un bocinazo que se confundía con el grito de los pasajeros que iban a bordo de la micro. Después de un gran estruendo, sólo silencio. La mano del joven, ya inmóvil, aún posaba su dedo sobre las hojas del libro que nunca pudo finalizar, marcando esa última página como queriendo que alguien alguna vez pudiera terminarla por él."
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Sin saberlo, estuve a una página de la muerte.
By JP
3 comentarios:
jajaja srry, no lo había comentado.
Su continuidad de los parques XD. Pero ta bn, tiene su cosa loca y me gustó.
Te lo dije. Algún día te va a terminar de pasar la historia :).
cuidate loco.
nos vemos por ahí como siempre ^^.
chau
Ta bacan loco :)
Muy weno
uhhhh.....me dio miedo....xd
fue como todo destino final.....XD
ta muy bkn el texto (y)
:)
nos vemos cdt
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